jueves, 31 de mayo de 2012

El ingenio de las torturas

En la Edad Media, los métodos de tortura se multiplicaron y extendieron alrededor de toda Europa.
Podría decirse que hasta son interesantes e ingeniosos.
Por ejemplo, el gota a gota, era un método de tortura basado en el agua y se usaba fundamentalmente para arrancar la confesión o información a la víctima. Era una tortura larga, en la que el torturador no tenía prisa ninguna y lo único que tenía que hacer, era esperar a que la víctima se viniera abajo. Consistía en amarrar al preso fuertemente de pies, manos, cuello y frente; colocándose la cabeza debajo de un grifo que dejaba derramar una gota a un ritmo continuado. Esto provocaba un estado de locura además de terminar erosionando el hueso del cráneo hasta producir la muerte.
 
Otro método muy utilizado, era el borceguí, que era el tipo de calzado más popular del siglo XV, cubría el tobillo y era abierto por su parte delantera y se ataba con correas o cordones. Pues bien, en este período se popularizó un método de tortura que se denominó con el nombre del calzado, puesto que consistía en apretar el tobillo de la víctima por medio de varias maderas enlazadas por unas correas o gatos de hierro, para administrar presión, hasta quebrantar los huesos.












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